Convivencia Awajún y narcotráfico en Amazonas: ¿Narco-gobernanza o buen vivir?
Más 30 años de convivencia awajún con el narco en Amazonas: ¿Narco-gobernanza o Buen Vivir?, Epicentro Tv

Más de 30 años de convivencia con el narco en territorio awajún: ¿Devida entre la narco-gobernanza y el Buen Vivir?

Advertencia: por razones de seguridad, en esta columna no revelaré la etnicidad de los protagonistas, ni datos identificadores sobre cualquier persona que me haya brindado información, ni seré preciso al describir lugares o espacios que pudieran verse afectados o sufrir represalias de parte de cualquiera de los actores involucrados en el narcotráfico. De hacerlo, sus vidas, como la mía, correrían peligro.

  • Ayer le han robado a un narco 250 kg de cocaína en Túnel Viejo, yatsuju (hermano). - Anunció uno de mis grandes amigos awajún en el sector del robo, mientras volvíamos a pie a Túnel Viejo al margen derecho de la carretera. 
  • ¿Quiénes han robado awajún o apach (mestizos)?
  • (Silencio de 30 segundos).
  • Han sido Iinia entonces.
  • Sí, por las rondas, tres rondas se están organizando para cogerlos.
  • Una cantidad de pasta se están llevando... - pensé.
  • Es roca. - aclaró, refiriéndose al clorhidrato de cocaína.
  • No, jodas. - le dije. Saqué el celular y abrí la calculadora. Recité en voz alta. - 250 kg x $290.00, a pié de chacra o laboratorio, es igual a $72,500  la S/.3.75 soles el dólar: S/.271,875.00 soles. Más de un cuarto de millón de soles, ¡un platal!. - Exclamé y  me imaginé en cuánto se multiplicaría si pudiera hacer el cálculo con el precio del consumo. 

El robo se atribuyó a tres o cuatro o cinco personas de las cuales solo capturaron a una y el chicham (el habla o el chisme awajun) dice que la amenaza fue hacia no indígenas porque los autores del robo habrían correspondido al otro lado de la alteridad étnica awajún. Ese día, 31 de julio, las redes sociales awajún viralizaron el siguiente afiche/amenaza. Si se lee con calma, es una amenaza del colectivo (bajas probabilidades) o del particular grupo de personas  indígenas que habían robado los 250 kg y estarían tomando represalias contra el ‘narcotraficante’ mestizo y contra sus pares apach (mestizos) por secuestrar a uno de los bandoleros. 

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Comunicado, denuncia pública y alerta

Por buena o mala fortuna estuve presente y solo el día en el que se publicó esta amenaza anónima contra los colonos pues supuestamente los ladrones o el narco habría sido un no indígena. La trama es más larga y aún no es momento de contarla, pero los niveles de amenaza sí alcanzaron amenazas de muerte. Mi estadía ahí fue por dos días y felizmente los apus y la ronda de una de las comunidades contiguas me protegió primero y preventivamente en su comunidad y luego me escoltó hasta un punto seguro para proseguir  mi camino por transporte público. Ello ocurrió entre una de más de cien comunidades y anexos que existen entre Wawas y Juan Velasco Alvarado: difícil de identificar dónde.

Hoy, y desde hace ya varios lustros, la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) debería estar hablando del: "corredor cocalero Chiriaco - Nieva". Se trata de una geografía de piedemonte amazónico en la que, desde hace más de 30 años, se empezó a ensamblar la economía ilegal del narcotráfico, impulsada desde los primeros brotes de coca a manos agricultoras de los colonos, con las tradiciones y las transformaciones del pueblo awajún, quienes, por razones diversas, estructurales y coyunturales, han sabido guardar silencio ante la expansión cocalera en su territorio. ¿Cómo empezó esta cocalización de uno de los ejes viales y fluviales (el río Nieva) del pueblo awajún? ¿Desde cuándo y desde dónde ingresaron las primeras semillas que no eran para consumo, sino para cocaína por ese serpentín que es la entrada de Bagua Chica hacia Chiriaco y luego hacia Santa María de Nieva e incluso Saramiriza?

Durante el hiato entre los gobiernos de Fernando Belaúnde Terry, quien reorientó las oleadas migratorias de la sierra a la costa hacia la selva y alivianó su presión sobre Lima, bajo el lema "La conquista del Perú por los peruanos", se desarrolló la primera gran penetración de población colona, o mestiza, de oeste a este y hacia el interior del territorio awajún. En el intermedio, el gobierno de Juan Velasco Alvarado decidió desarrollar un polo petroquímico al norte de Loreto, para lo cual contrató al consorcio Williams para la construcción del Oleoducto Nor Peruano, proyecto de infraestructura que solo pudo realizarse con la apertura de una trocha que se inició  desde la costa, pasando por la actual Bagua Chica, el hoy Chiriaco y la Imacita, y dirigiéndose hacia Saramiriza, habiendo pasado por Santa María de Nieva. Esto ocurrió a partir del año 1971, y,por supuesto, los colonos que ingresaron no solo ocuparon tierras originariamente indígenas, sino que también llegaron desde la sierra con  cuyes,  semillas de maíz y también con semillas de hoja de coca. Llegaron migrantes que antes habían llegado a San Martín, Chota, Cajamarca, Yurimaguas.

El proceso migratorio fue por oleadas y es difícil identificar con certeza a cuál de los nacientes caseríos indígenas llegaron las primeras semillas de hoja de coca con fines de producción para el narcotráfico. Sin embargo, sí ha sido posible hallar datos de este proceso.

Los colonos instalaban caseríos en tierra que acababa de ser reconocida a a las comunidades nativas. El término es reconocer,  no conceder. El estado reconoce a las comunidades tierras porque s los pueblos originarios ya las ocupaban antes de la ocupación colonial. Como dice Chirif, no es un regalo, yo lo veo más próximo a una devolución interruptus. Devolución que parece no ocurrirá jamás para los denominados mestizos, entre quienes me encuentro. Un bloque proclamado segmento social sin historia étnica que goza de ciertos privilegios.

Sobre este punto me permito una breve digresión. Mucho se ha hablado sobre la choledad, sobre el mestizaje, sobre el orgullo que debería tener uno por ser cholo. Pero, pestañeando un par de veces y abriendo más los ojos, los "mestizos" somos no más que el éxito sociobiológico e ideológico de esas políticas de exterminio étnico racial. Sí, el famoso "melting pot", todas las sangres bien derretidas y mezcladas a fuego de políticas racistas que consiguieron que a nuestras abuelas quechuas, aymaras, amazónicas o afro, no les produzca  orgullo mencionar nuestra ancestría. Aunque claro que las hemos conocido y las sabemos nuestras y nos sabemos herederos étnicos, pero tapamos ser esa continuidad de un país multiétnico y pluricultural. Por eso, así, sin más, y acaso en otra columna desarrollo más esta idea, yo lanzo una cruzada para la "desmestización" de las y los peruanos. Eso abre el Perú a una paleta de colores o mosaicos con linajes y trenzas múltiples, mosaicas, no solo internas sino también externas, una en la que no solo el folklore es valorado, sino la intimidad y la projimidad con quienes han y hemos sido discriminados y discriminadas étnica, clasista y genéricamente. Ese mosaico de grandes macramés, quipus, telares, trenzas y vínculos de orgullo deshechos en esa categoría "mestizo" en el INEI me parece que abre un espacio para un Perú más inclusivo. Quienes nos auto denominamos mestizos somos la muestra del éxito de esa política racial de numerosos gobiernos. ¿Qué son dos generaciones de ancestría en las que se perdió la lengua? ¿Es suficiente desarraigo para la etnicidad? ¿Borra el ¡achachau! o el ¡Alaláu!? No. ¿En el fondo sabemos, no nos engañamos, sobre nuestra ancestría. Alguna narración de la abuela o bisabuela, o de una madre o padre todavía callamos. Yo veo que siempre tenemos los rastros de la ancestría, hablemos o no, como felicidad o sombra.

Volviendo a los mestizos o colonos que sí le hicieron caso Belaúnde, no queda la menor duda de que entre ellos, a fines de los 70s, ingresaron esas primeras semillas. Primero para el autoconsumo. Luego para la venta y transformación.

Un antecedente del Baguazo, que poca gente conoce, fue el llamado el Chamikar. Es un hito emblemático del inicial rechazo de la coca para cocaína de los awajún contra los colonos que además les incomodaban con sus borracheras, trapiches y acosos a sus mujeres.

Hay varias versiones para el Chamikar. Una en un libro de Luisa Abad que estuvo en Perú a fines de los 80s, con quien mantuve comunicación personal para  esta investigación, indica que el Chamikar ocurre en los  años 1988 o 1989. Esto tiene sentido con el tiempo de prisión de uno de los líderes encarcelados. Están la versión de los protagonistas de fines de los 1980.

Para ellos, el Chamikar fue un gran enfrentamiento entre los Awajún organizados por el entonces todavía púber, pero poderoso Consejo Aguaruna Huambisa, la primera organización indígena del Perú, en contra de los colonos serranos que se establecieron cerca del Túnel Viejo, en lo que hoy se conoce como José Olaya II. El desalojo fue exitoso, pero la secuela provocó ataques del ejército contra los líderes pobladores de la comunidad de Tayuntsa, especialmente dirigidos en contra de Tulio Simón Pañash, Damian Tiwijam, Eduardo Wipio y Adriano Valverde.Previamente los colonos de José Olaya habían contado con el pleno apoyo armado del ejército.

Según los testimonios de primera mano de la antropóloga Luisa Abad (2006),como este, narrado en una entrevista con el líder Simón. El testimonio es de Tulio Simón Pañash, quien luego fue apresado 5 meses en Bagua.

Que llegó a extremos como los siguientes narrados por Tulio Simón Pañash, uno de sus protagonistas que luego fue apresado por cinco meses en Bagua: 

"...el suboficial les ordena meter bala y entonces metió bala ahí. Tiró ráfagas mentándonos la madre y poniendo acá al hombro el cañón del fusil a mi familia, a la mujer de mi cuñado le empezó a meter bala. Nosotros empezamos a insultar en nuestro idioma, como no nos entienden, pero como ellos tienen sus armas se ponen más guapos [...] Al día siguiente vinieron y los soldados metían bala y bala, no podíamos hacer nada nosotros, todo era bala. Baleaban al aire, baleaban a los techos de las casas, desde el campamento también disparaban balas. Pero nosotros nos hemos quedado ahí y los colonos nos gritaban: - ¡Aguarunas de mierda, indios, ahora contesten al ejército!, pero cómo íbamos a contestar si ellos están con su armamento [...] Después de una reunión de colonos, empezaron a agasajar con cerveza al capitán. Ya borracho vino hasta la casa de Adriano y le preguntó a su señora que dónde estaba su esposo. Entonces a la señora le puso el cañón del fusil en el pecho y le dijo: - ¡tú no hables, yo te voy a matar acá, no me importa matar a un perro!. Las hijas de Adriano salieron corriendo de miedo gritando que el capitán estaba abusando de su casa. Se lanzaron al río para escapar y la pequeña se ahogó. [...] El ejército metía balas toditos los días en las mañanas y a estas horas metía bala, y la gente vivía así de miedo, presionados". (testimonio recogido directamente por la antropóloga Luisa Abad en el año 1990)

Según estos testimonios, la casa del líder Damián Tibijam fue ametrallada durante media hora mientras su familia abría un hueco en la tierra para sobrevivir.. Días después murió su hija de seis años a consecuencia del terror que vivió. Damián fue asesinado el 13 de mayo de 1990 por un indígena pagado por un colono (Abad 2006: 85-86).

La otra versión es la de Evaristo Nugkuag que afirma haber estado presente en 1978 ó 1979, año en el que tranquilamente los primeros colonos ya habrían podido estar sembrado coca para cocaína. Las historias de esos años son sórdidas de ida y vuelta. Esa conquista por los peruanos fue a sangre y fuego. Por esas décadas los awajún arrasaron con un caserío entero llamado Alan García, el ejército les hacía sufrir vejámenes, los engaños de los comerciantes eran la norma en los intercambios comerciales.

Entre 30 y 40 años han pasado y Devida recién en 2024 empezó acciones en la Amazonía y publicó reportes del año 2023, pero antes de estos no había registrado  ningún cultivo en sus reportes anuales. Por otro lado, parece hasta un acto de malicia que, en el Perú, como principal productor de coca para cocaína, Devida no tenga mediciones de consumo interno, que no exista una política de salud pública en parangón con su productividad de estupefacientes y que, en el código penal, el uso de estos narcóticos solo aparezca, como agravantes, sin que el Estado peruano haga algo para enfrentar la narco-economía integralmente.

A la fecha no se sabe nada de los 250 kg de cocaína.La policía no ha dado con su paradero, porque incluso tras un operativo de interdicción, una patrulla fue expulsada de la zona y su camioneta volteada y maltrecha en una comunidad cocalera; tampoco las rondas han resuelto el robo, aunque sí han avanzado en la recuperación de algunos ladrillos del cargamento, pero sin articulación con la policía o la fiscalía. El rol actual de las rondas merece una columna aparte, su relevancia y funciones no están para ser obviadas.

Finalmente, las decenas o más de cien comunidades y anexo a las que me refiero buscan el Buen Vivir o Tajimat Pujut, en su idioma, pero viven bajo una Narco-Gobernanza que ha llegado a convertirlos en jornaleros (típicamente actores sin tierras) en sus propias parcelas dentro del territorio comunal. A  estas alturas, la mayoría en este sector vive de la hoja de la coca y de la cosecha que quincenalmente puede llegar a rendirles aproximadamente S/.3,000.00 soles, dinero al que  se suman los S/. 200.00 soles bimensuales del Programa Juntos que reciben muchas de estas familias. Esto sucede por varios factores del mercado y socioculturales. Mi opinión es que el Estado debe regular que los precios de flete no sean excesivos a nivel de usurera, por un lado, y, por el otro, que el Estado debe  crear un programa intensivo pero continuo de educación financiera para las familias awajún. No es digno que los awajún alquilen una hectárea por cinco años a S/.1,000.00 soles. Esto equivale a 16 soles al mes, a 50 soles una campaña de cosecha, y a S/.0.50 céntimos el día.


Referencia bibliográfica:

Abad, Luisa. Resistencia India Organizada: el caso del Perú. 2006. Abya Yala. Y entrevista personal

Evaristo Nugkuag - Entrevista personal

Entrevistas y conversaciones libres durante años con cientos de iinias, a ellos y ellas mis gracias.

Agradecimiento especial a Luisa Abad y a Evaristo Nugkuag por las entrevistas y generosidad con su tiempo y materiales.