RLA y la PUCP: El iceberg invertido facho y la caja de resonancia progre

Anuska Buenaluque entrevista a la politóloga trans Mikita Mallma, Epicentro Tv

RLA y la PUCP: El iceberg invertido facho y la caja de resonancia progre

En los últimos días en la Universidad Católica han ocurrido una serie de eventos que han dado de qué hablar. Todo empezó cuando hace unas semanas una agrupación estudiantil de ultraderecha anunció un evento con la presencia del alcalde de Lima, Rafael López Aliaga. Inmediatamente, alumnos organizados de forma independiente y con presencia en los centros federados alzaron la voz de protesta. El evento no se terminó llevando a cabo por cuestiones técnicas y fallas en los procedimientos por parte de la agrupación organizadora. Sin embargo, la cuenta oficial de la Municipalidad de Lima emitió un comunicado acusando a la universidad de censurar dicho espacio, a lo que la PUCP respondió señalando las razones reales por las cuales este no pudo llevarse a cabo.

¿Qué es verdad y qué es mentira de toda esta historia? Es verdad que la Universidad Católica tiene determinados requerimientos para poder gestionar espacios y eventos de este tipo. Es mentira que la PUCP haya intentado una censura de forma institucional, dado que señaló adecuadamente los cauces institucionales para que este tenga lugar de forma adecuada. Es verdad que un grupo de estudiantes representados en un comunicado liderado por los centros federados hicieron un comunicado que podría ser entendido como una voluntad de censura. Es verdad que la agrupación política de ultraderecha que gestó todo esto tiene discursos anti-científicos, contrarios por naturaleza a los principios de una universidad. Es verdad que tanto esta agrupación organizadora, como varias de las que se opusieron a la realización de este evento, promueven discursos intransigentes y poco dados al diálogo.


El iceberg invertido facho

Hagamos una descomposición de los actores. Por un lado, tanto los estudiantes ultraderechistas como la alcaldía de Lima mienten al decir que su evento fue censurado por la PUCP. Sin embargo, hay algo en lo que, odio decirlo, sí tienen razón: sí había discursos de estudiantes interesados en censurar abiertamente o, por lo menos hostigar, esta actividad. ¿Por qué hablo de los ultraderechistas "fachos" como un iceberg invertido? Un iceberg es un bloque de hielo que flota en el agua. Sobre la superficie puede verse una porción de todo el hielo, pero mucho más grande y peligrosa es la parte que permanece sumergida.

La ultraderecha tiene la forma opuesta. Lo más grande y peligroso es la parte que permanece expuesta; la que todos vemos, sentimos y sufrimos. Sin embargo, hay una parte mucho más pequeña y que no solemos ver, que es precisamente que estos grupos tienen cierta base de realidad en su origen. La gran mayoría de cosas que han dicho son abiertamente falsas y otra gran parte son exageradas. Sin embargo, sí es cierto que había una porción de estudiantes "progresistas" con intención de hostigarlos o censurarlos. Esta es toda la base que necesitan para empezar a construir su red tóxica.

La caja de resonancia progre


Eso nos lleva a la otra parte, a dichos estudiantes "progresistas". La Universidad Católica se ha caracterizado siempre por el rico ambiente político dentro de su campus. Lamentablemente hoy en día dicho ambiente se haya muy debilitado. Muy lejos de lo que ellos esperarían, no hay ninguna forma de suponer que el comunicado firmado por la gran mayoría de centros federados represente algo ni remotamente cercano a una opinión general y consensuada de sus representados. Esto por una razón muy simple: muchos de esos centros, incluyendo a la propia FEPUC, están en crisis hace años. Muy pocas de las mesas directivas de estas organizaciones han tenido elecciones satisfactoriamente competitivas. Muchas de ellas han llegado por arreglos institucionales con la junta de fiscales o por elección como lista única, muy comúnmente raspando el número de votos mínimos para que se valide la elección. ¿Por qué se da esto?

Porque quienes hacen política estudiantil electoral en el gremio de la universidad son siempre los mismos y con las mismas ideas. En los últimos años ha imperado un ambiente de poca apertura al diálogo, eliminación de la competencia y se han roto reglas no escritas. Aunque incomode, hay que decirlo: el progresismo en la PUCP ha llevado la política gremial a una polarización odiosa que aleja a la inmensa mayoría de estudiantes, no porque sean conservadores, sino porque la política ya no habla del día a día del alumno común. Es a esto a lo que denomino la caja de resonancia caviar: un lugar apartado del resto del mundo en donde un grupo minoritario compite en ver quién es el más progre. Es ese grupo minoritario el que ha dado esa justificación mínima, pero real, al fin y al cabo, para que la ultraderecha pueda aplicar su discurso de victimización por ser censurados.

La política como juego de suma cero

La política es la actividad que refiere a la administración de la esperanza humana. Precisamente en lo que han coincidido ambos grupos es en el rechazo a lo político. Unos con su lógica de iceberg invertido y otros con la dinámica de la caja de resonancia, pero ambos han priorizado intereses de su propio clan antes que acercar la discusión a la comunidad en general. El resultado: mayor alejamiento del estudiante común del mundo político.

Quisiera cerrar este texto con una aclaración. Personalmente no hablo desde una posición de observador imparcial de los hechos. Soy un demócrata y un progresista resuelto, por lo menos hasta que los pretendidos dueños de la moral me quiten esas credenciales. López Aliaga me parece un personaje bajo. Sin embargo, considero importante hacer énfasis acá en los vicios de los progresistas dado que, como lo he mostrado, si la ultraderecha tiene espacio para accionar es porque el progresismo recalcitrante que tenemos le deja ese espacio. El progresismo se ha refugiado en su moral y se ha olvidado de la política. Buscó censurar un evento basándose en la naturalidad y objetividad de sus propios preceptos, cuando lo único natural y objetivo en nosotros es que somos una especie avanzada de primates: todo lo demás es política.

Se suele pensar que en la política las reglas son un juego de suma cero: si nosotros actuamos ellos pierden. Nada más alejado de la realidad. Lo que ha pasado ahora ha sido que estos grupos progresistas creen que han vencido porque le han puesto un alto al "fascismo". La fantasía de todo izquierdista de poder gritar "¡no pasarán!": volver al pasado a costa de perderse del presente. Si en estos días los progresistas de la PUCP ganaron cinco puntos, la ultraderecha ganó un evento en el palacio municipal de la ciudad con presencia y respaldo de la máxima autoridad metropolitana. Visibilidad y, para ellos, prestigio. Eso suman muchos más puntos en comparación a los pocos ganados por los progres, que vendría a ser algo así como una estrellita en la frente comparada a un Nobel, en mi opinión. ¿Por qué criticar al progresismo intransigente? Porque le están regalando el juego a lo peor del conservadurismo. Hay que cambiar la alineación, hacer que la bola ruede y que se haga política.