Carlos Ruiz Costaguta es un vecino del distrito de Lince que vive en un edificio contiguo a la sede de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos. El 25 de agosto pasado, el grupo violentista “La Insurgencia” llegó al frontis de la ONG para lanzar, con dos megáfonos, gritos e insultos contra la misma. Ruiz salió de su vivienda y le exigió al grupo que se retirara del lugar, pues, el ruido era molesto y perturbador. Este vecino conversó con Epicentro Tv.

- El día 25 de agosto pasado, día viernes, integrantes del grupo "La Insurgencia" vinieron aquí a protestar y a lanzar gritos e insultos contra la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, y el señor Ruiz salió de su edificio, tuvo un altercado con uno de los integrantes de este grupo. Luego, lo señalaron como agresor de dos mujeres integrantes también del mismo grupo. Cuéntenos, por favor, ¿qué pasó?

El día viernes, efectivamente, yo estaba en la casa trabajando porque había venido del Callao. Y mi hijita había llegado del colegio y estaba viendo televisión. Yo le había prometido que ese día íbamos a jugar porque, normalmente, los viernes que no voy a la oficina, en las tardes juego un poco más con ella. Entonces, yo le dije que mirara su televisión mientras yo avanzaba mi trabajo, cuando, de pronto, aproximadamente a las 12:30 de la tarde, empezó a llegar un ruido que era bastante ensordecedor. Como ella no podía ver su televisión, le pidió a su mamá que la cambiara y la pusiera en la laptop. Entonces, yo he salido, he cogido mis lentes de sol para poder conversar con los señores de "La Insurgencia" para que entendieran que no pueden hacer tanta bulla, (pues) es una hora en la que están niños, pueden estar adultos, puede ser que haya mayores, y el vecino (de su departamento) también tiene una bebé de siete meses. Yo he salido a hablar con ellos y les dije que por favor bajaran el megáfono, el tono, que si quisieran, querían protestar era tema de ellos y me dijo que ellos estaban defendiéndome del terrorismo de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos. Yo les dije que no necesitaba que me defiendan, que si alguien me va a defender, me va a defender la Policía, me va a defender el Poder Judicial, me va a defender la Fiscalía, pero no me van a defender ellos, menos esas personas. Entonces, como no me hacían caso y no bajaban el tono del megáfono y seguían gritando grosería y media contra la Coordinadora, yo me he ido a hablar, había un policía y dos serenos ahí.

- ¿Más o menos en dónde?

A la altura donde está pasando el señor. Entonces, había dos serenos jóvenes y un policía que era bastante mayor. Entonces, yo me fui a decirle que por favor les dijeran a las personas que bajaran el, que apagaran su megáfono. Que si querían protestar, que lo hicieran sin megáfono, con sus pancartas y todo, que eso era tema de ellos.

Entonces, me dijo que no podía porque estaba solo y que ya habían pedido apoyo, pero que no llegaba. Entonces, opté por regresar a mi casa y llamar a la Policía. En ese momento, una de las manifestantes empezó a gritar.

-En las imágenes se le ve a usted regresando…

Claro, acá, a esta altura yo he regresado, y la tipa venía gritando por acá.

-Al mover el brazo, esa actitud puede haber sido tomada no solamente como un movimiento, sino como un acto agresivo en contra de ella .

Bueno, puede ser, pero, en todo caso, quien está agrediendo primero es la mujer con el megáfono, gritándome a más de 90 decibeles en el oído izquierdo. Entonces, yo no tengo porqué soportar que me grite en el oído con un megáfono. A la tipa ni le tocado y atrás venía la mujer del otro…

-Al mover el megáfono la pudo golpear.

No, imposible, porque el megáfono lo moví de manera lateral, así que yo no le he tocado. Y atrás venía la mujer, de negro, venía atrás mío y ni siquiera la vi, así que, imposible; y luego, atrás venía el el otro, que estaba gritando, el señor (Ricardo) Alvarado, el cual ya tiene una denuncia contra una persona mayor de 70 años -ese tipo es un cobarde- y él ha venido por atrás a cogerme ahí, claro.

-Allí se ve que el señor Ricardo Alvarado pasa por su lado y, entonces, ustedes se trenzan en una trifulca.

Hemos trenzado acá a esta altura y luego yo me caigo, me paro con él, lo agarro del cuello y le empiezo a pegar. A su vez, la mujer de él me empieza a patear por atrás y la otra mujer me agarra el puño para que no lo golpee. El tipo es un cobarde porque al final las mujeres salen defendiéndolo. Y ahí vino la Policía y nos separó. Entonces, esperé que nos llevaran a los dos a la comisaría porque dije que iba a presentar la denuncia. Hemos ido él, las dos mujeres que lo defendieron, y yo. Ellas se quejaron diciendo que yo las había golpeado en la  altura del pecho. La Policía les dijo que vayan al médico legista para que les dé el descanso que corresponde.

-Usted ha denunciado a estas personas, ellos lo han denunciado a la vez a usted también por agresión.

Yo también los he denunciado a los tres y tengo el parte del médico legista de ellos.

-¿Cuántas veces ha venido este grupo u otros similares? Porque son varios.

La última vez que vinieron fue hace como tres meses y también a las 2 de la tarde, y luego han venido varias veces. Siempre dicen groserías. Yo no tengo por qué salir a defender a la Coordinadora de Derechos Humanos porque ellos tendrán sus abogados, tendrán su propia gente y yo no tengo por qué defenderlos. Yo tengo que defender a mi hija y es lo que he hecho. No tengo porqué soportar que venga un grupo de delincuentes a querer amedrentarnos y atribuirse una facultad que nadie les ha dado. No son defensores de nadie y si acá hubiera terroristas, entonces, la Policía y la Fiscalía sabrán investigar. Ellos no son nadie, son una sarta de vagos que a las 2 de la tarde no trabajan.

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