Eulogia Guzmán Uscamayta es una mujer quechua originaria de Layme, una comunidad campesina del distrito cusqueño de Canas, a casi 4 mil metros sobre el nivel del mar. Eulogia tiene 45 años, pero los profundos surcos en su piel han sido arados por un calvario que empezó el 10 de agosto de 2003. A sus cinco primeros hijos los había alumbrado en su propia casa y de la misma manera como su madre la trajo al mundo: de forma vertical, una costumbre muy arraigada en su cultura.

Eulogia Guzmán (víctima de violencia obstétrica):  Yo daba a luz en el suelo, poníamos un pellejo de cordero y encima de ese pellejito daba a luz. Yo me arrodillaba, bajaba despacio, no era de alto porque si estaba parada caía de altura, me ponía de rodillas y debajo tenía un pellejo de oveja y ahí caía suavecito el bebé y estaba bien envuelta yo también con frazadas.

Pero en su sexto embarazo, las contracciones llegaron en la semana 37.

Eulogia Guzmán (víctima de violencia obstétrica): Yo quería dar a luz en mi casa, pero han venido del hospital una doctora y un doctor a mi casa, yo les dije no me lleven al hospital, pero ellos me dijeron tú vas a ser responsable si a ese paciente le pasa algo, por eso yo de mi casa tuve que ir.

Atemorizada por las amenazas del personal médico, Eulogia aceptó dar a luz en el centro de salud del distrito de Yanaoca, adonde fue trasladada en una ambulancia junto a su esposo.

Eulogia Guzmán (víctima de violencia obstétrica): Le dije ya me está viniendo, me está apurando el dolor, llama al doctor, mi esposo fue al pasadizo para llamar, llamaba y no había nadie en el pasadizo.

A pesar de que las contracciones eran cada vez más frecuentes, el personal de salud abandonó a Eulogia, en plena labor de parto, durante 50 minutos eternos.

Eulogia Guzmán (víctima de violencia obstétrica): Luego a mi esposo le dije me está empeorando y me bajé de la cama al suelo, ya me empeoraba el dolor y mi esposo fue nuevamente a llamar. Yo como estaba en el suelo ya no me levantó y me di cuenta de que la cabecita del bebé ya salía.

Eulogia ya estaba en posición para el parto vertical, pero en ese momento una obstetra irrumpió en la sala. Lo que sucedió en los segundos siguientes fue crucial para el terrible desenlace.

Jaime Chipana Salas (esposo de Eulogia): Le gritó qué estás haciendo en el suelo, sube a la cama, sube a la cama, del brazo la levantó y a mí me gritó: ayúdame y mi esposa le suplicaba, no, no me levantes, ya no, le suplicaba mi esposa.

Jaime Chipana Salas (esposo de Eulogia): Y en el momento en que la levantábamos a la cama, cayó el bebé de unos 80 cm, cayó de cabeza y sonó con un sonido fuerte, yo estaba ahí parado y a mi ladito cayó el bebé, sonando la cabecita y el cordón umbilical se rompió con la caída, el bebé no lloró, parecía muertito, le levantaron de los pies, lo comenzaron a golpear en las nalgas y a mí me botaron.

El personal de salud reanimó al pequeño Sergio e inmediatamente lo puso en una incubadora sin brindarles ninguna información a sus padres.

Eulogia, su esposo y su recién nacido fueron trasladados al hospital Regional del Cusco, donde – otra vez – Eulogia fue abandonada a su suerte y tuvo que pasar la noche sentada en una silla, horas después de haber dado a luz.

Fueron días de dolor y desolación para Eulogia y su familia. Producto de la caída, Sergio sufrió un severo daño cerebral que le impediría caminar, comunicarse y ver durante el resto de su vida.

Eulogia Guzmán (víctima de violencia obstétrica): No movía las manos ni los pies, tampoco la cabecita movía, yo dije por qué está así mi bebé y todo el rato lloraba y lloraba, su manito empezó a doblarse para atrás, su piernita también. Le dije al doctor y él me dijo, qué voy a hacer si así ha nacido, me gritó.

Dos semanas después del nacimiento de Sergio, Eulogia presentó una denuncia contra el personal médico que la atendió durante el parto. Pero cuando tuvo que regresar al centro de salud donde sucedieron los hechos, comenzaron las amenazas.

Eulogia Guzmán (víctima de violencia obstétrica): Así que te has quejado, nos has denunciado, qué tal lisura, yo tengo un hermano que es abogado, ahora nos vamos a ver, esta es la casa del jabonero, tú vas a volver en algún momento y te las vas a ver conmigo.

Rossina: Eulogia deja de acudir al servicio de salud donde sus derechos fueron vulnerados, lo que deja un impacto en su salud física debido a que le tiene miedo, comienza a tener ansiedad frente a ir a ese establecimiento en el que sus derechos fueron vulnerados. También eso tiene un impacto en su salud física de atenciones que no se dan.

El personal de salud que atendió a Eulogia antes, durante y después del parto vulneró su derecho a la salud, a la integridad personal, a la información, a la autonomía, a la identidad cultural y a vivir libre de todo tipo de violencia de género y discriminación.

Carmen Martínez (Directora de Estrategias Legales - Centro de Derechos Reproductivos): El caso de Eulogia visibiliza el trato irrespetuoso, abusivo, negligente, la falta de información clara, completa y comprensible en el idioma de la mujer, en este caso, el quechua, en el embarazo, el parto y el post parto. También la falta de adecuación de los servicios de salud materna a las expectativas, tradiciones y creencias sobre el embarazo, parto y post parto, incluyendo la decisión de las mujeres indígenas, campesinas y quechua hablantes sobre el lugar y posición del parto, dónde parir y por quién estar acompañadas.

La delicada salud de Sergio, en absoluto abandono por parte del Estado, requería de muchos cuidados y obligaba a sus padres a llevarlo hasta la ciudad del Cusco – a 3 horas de viaje - para sus controles y terapias de rehabilitación. La familia de Eulogia veía cómo se esfumaban poco a poco cada uno de sus proyectos de vida.

Jaime Chipana Salas (esposo de Eulogia): Yo ya no podía ir a trabajar, teníamos ganado, ovejas, vacas; todo para los gastos de Sergio Jesús teníamos que vender, todos los planes no se cumplieron. Cada uno de mis hijos tenía que tener una carrera, pero lamentablemente no se ha cumplido, todo se fue en Sergio Jesús

Eulogia Guzmán (víctima de violencia obstétrica): Compraba pellejos de cordero, ahí le hacía dormir a mi bebé, pero cada pellejo olía mal porque se orinaba, compraba pampers, me decían compra vitaminas, también compraba, todo eran gastos, de día y de noche lloraba mi bebé, no dormía de noche ni de día, yo no estaba tranquila, nunca estaba feliz.

Rossina: En el año 2003 a Eulogia se le diagnostica con el trastorno de estrés post traumático // que se presenta // cuando una mujer es sometida a actos crueles, situaciones extremas que rebasan su capacidad de afrontamiento. Es un diagnóstico que el propio estado hace y lamentablemente hasta el momento Eulogia no tiene un acompañamiento cercano para ello.

Con Sergio a cuestas, la vida de Eulogia fue un viacrucis que tuvo un doloroso final doce años después de su nacimiento. El 29 de diciembre de 2015, Eulogia lo llevó al Centro de Salud de Yanaoca, donde le diagnosticaron una infección respiratoria aguda. Ella pidió que lo internaran, pero el personal de salud le dio de alta y, pocas horas después, falleció en su casa. Eulogia regresó al centro de salud para tramitar el certificado de defunción, pero los médicos intentaron responsabilizarla de la muerte de Sergio.

Eulogia Guzmán (víctima de violencia obstétrica): Te voy a abrir un juicio, ¿cómo así ha muerto esa criatura?, yo le dije pero si ustedes lo han visto aquí y le han dado jarabe, ustedes lo han debido revisar bien. Y me dijo pero si estaba sano tu hijo, estaba bien, cómo así ha muerto, ahora tú vas a entrar a la cárcel por la muerte de tu hijo.

Pero antes de dejarla salir del establecimiento, el personal a cargo la coaccionó para que firmara un documento cuyo contenido no comprendía.

Eulogia Guzmán (víctima de violencia obstétrica): – por qué firmó? – me dijeron tienes que firmar, me obligaron y yo de miedo tuve que firmar.

El documento era una declaración jurada en español en la que afirmaba que había sido ella la que se había negado a hospitalizar a su hijo, pese a su grave estado de salud, y se comprometía a no iniciar ningún proceso legal contra el médico que emitió el certificado de defunción.

Eulogia Guzmán (víctima de violencia obstétrica): muere mi hijo, también me maltratan, lloré duro, en la calle lloré primero, no entendía lo que pasaba, mi cuerpo tampoco está bien, tanto me han maltratado, llorando llegué acá a mi casa.

Acompañada por Promsex, Eulogia se quejó de la atención recibida en el centro de Salud de Yanaoca, pues no había sido informada acerca de la necesidad de hospitalizar a Sergio, ni se le había explicado la gravedad de su estado de salud; pero SUSALUD arguyó que Eulogia había firmado una declaración jurada afirmando lo contrario. En 2017, Eulogia presentó una demanda de amparo y cuatro años después, el Poder Judicial le dio la razón declarando a SUSALUD responsable por la vulneración de los derechos fundamentales de Eulogia.

Pero la demanda de Eulogia contra el personal de salud que la atendió durante el parto tuvo un destino muy diferente. En setiembre de 2006, la Fiscalía formuló acusación contra los implicados, por el delito agravado de exposición al peligro o abandono de personas en peligro. Los responsables fueron condenados en primera instancia, pero apelaron y fueron absueltos por la Corte Superior de Justicia del Cusco en marzo de 2009.

Carmen Martínez (Directora de Estrategias Legales - Centro de Derechos Reproductivos): Ignorar la decisión de doña Eulogia de parir de manera vertical, usar la violencia física para que se subiera a una camilla no solo causó que el recién nacido golpeara su cabeza contra el suelo, sino que vulneró la voluntad y el consentimiento de Eulogia negándosele la posibilidad de tener un parto conforme a sus costumbres y tradiciones como mujer perteneciente al pueblo quechua.

Agotada la vía nacional con los responsables en la impunidad, en octubre de 2009 se presentó una petición ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En abril del 2014, la CIDH admitió la petición presentada y consideró que los hechos del caso podrían configurar violaciones de los derechos humanos de Eulogia y Sergio, en un país donde la violencia obstétrica está normalizada, y es ejercida sobre todo en las zonas rurales y contra las mujeres indígenas, campesinas y quechua hablantes.

La historia clínica de su embarazo revela que éste era de alto riesgo, pero el médico que la atendía no le informó sobre este peligro a Eulogia. Siempre le habló en español, a pesar de que ella se comunicaba exclusivamente en quechua. Exactamente igual a lo que sucedió con la obstetra que atendió el parto.

Rossina: Eulogia es quechua hablante y los profesionales de salud no se pudieron comunicar en el idioma que ella hablaba. El comunicarte con la persona usuaria en el idioma es un derecho ganado, pero esto fue una vulneración a sus DDHH. El no aceptar que dé el parto de manera vertical y la obligación a que lo haga de manera horizontal. Eso también es una grave vulneración al derecho de Eulogia a un parto con estándares de DDHH.

Actualmente, Eulogia y su familia son acompañados ante el Sistema Interamericano de Derechos Humanos por Promsex, el Centro de Derechos Reproductivos (CRR) y Women’s Link Worldwide (WLW).  El caso se encuentra en la etapa previa a la emisión de informe de fondo por parte de la CIDH. El objetivo de Eulogia y las organizaciones que la acompañan es lograr una sentencia de la Corte Interamericana de DDHH que condene – como ya ha hecho en otras sentencias – la violencia obstétrica; pero además, que reconozca el derecho a las mujeres de decidir sobre sus partos, para que cada vez que una mujer pida alumbrar de forma vertical, los profesionales de la salud estén capacitados para atenderla según su decisión.

Carmen Martínez (Directora de Estrategias Legales - Centro de Derechos Reproductivos): para que desde un enfoque de DDHH, a todas las mujeres indígenas, campesinas, quechua hablantes del Perú y en la región, se les garantice su dignidad, privacidad y se asegure su integridad, un trato adecuado, que les permita tomar decisiones informadas respecto de sus procesos reproductivos conforme a sus tradiciones y costumbres y que puedan ser respetadas.

Eulogia es una víctima de un sistema de salud que ignora las prácticas ancestrales de las comunidades indígenas, pero no es la única.

Eulogia Guzmán (víctima de violencia obstétrica): Qué espera ahora de la CIDH? – Espero que ya no haya más maltratos en otras mujeres, como a mí me hicieron, no quisiera que pase más, yo siempre pido justicia para que ya no haya en otras mujeres más este caso.

Una sentencia favorable para Eulogia no va a retroceder el tiempo, pero puede sentar un precedente para que el Estado peruano - y otros de la región - implementen políticas públicas y protocolos para que el personal de salud respete el derecho de las mujeres a elegir la forma de dar a luz de acuerdo a sus costumbres y para prevenir y sancionar la violencia obstétrica, a la que la Corte Interamericana reconoce como una forma de tortura. El caso de Eulogia puede convertirse en un importante paso adelante en la conquista de un sistema de salud más justo y más humano para todas las mujeres.

Te puede interesar:

Camila: Construyendo un futuro libre de violencias para las niñas
Camila era solo una niña cuando empezó a vivir un infierno. Cuando tenía solo 9 años, su propio padre abusó sexualmente de ella por primera vez. Camila no podía comprender por qué la persona que se supone debía protegerla, la lastimaba una y otra vez; incluso amenazando con quitarle la
Compartir