Ya está visto que la relación entre Legislativo y el Ejecutivo va a ser a codazo limpio.

Por segunda vez el presidente llegó al Congreso, esta vez lo hizo para reunirse con la Mesa Directiva. Se trataba de tender puentes, pero se despidieron a codazos, la presidenta del Congreso manteniendo la distancia social solo con él y él con la mano rechazada y el brazo agarrotado porque no sabía cómo volver en sí después del rechazo. Urge la creación de una comisión de buenos modales. La cosa empezó mal en su primer encuentro en 28 de julio, pero el segundo ha sido peor. En realidad, los gestos entre presidenta y presidente grafican la relación entre Ejecutivo y Legislativo.

Parece que el presidente vive entre empujones, los que le llegan de afuera y los que se propina a la interna su propia bancada. La bancada del lápiz, que para las cámaras levanta el puño al unísono, en la interna está partida en varias facciones que convergen y divergen a partes iguales. Están los “cerronistas”, cuyo líder es Vladimir Cerrón, un núcleo duro de 6 parlamentarios con otros cinco satélites, entre los que se encuentra Alex Flores, de Ayacucho. De otro lado está el grupo de los maestros, que tiene agendas y exigencias propias.  Los más activos son los congresistas Alex Paredes, Segundo Quiroz, Germán Tacuri y Edgar Tello. Otra facción es la de los “castillistas”, con espíritu crítico, que reniega de la omnipresencia de Vladimir Cerrón. Ahí estaría, entre otros, la congresista Betsy Chávez.

Solo un ejemplo de lo alineados que están es una conversación del grupo de WhatsApp de la bancada del lápiz, que nos alcanzó uno de sus integrantes.

Un pequeño apunte para entender el contexto de la conversación: resulta que el Congresista Guillermo Bermejo, antes de ser elegido, había comprado un kit para recoger los casi tres millones de firmas que se necesitan para ir directamente a un referéndum sobre la Constituyente. Ya tenía en marcha esta iniciativa y su bancada lo sabía, pero a finales del mes de Julio se entera de que el entonces congresista Jaime Quito compró otro kit, esta vez a nombre del partido.

Guido Bellido, todavía congresista, manda al chat de la bancada la foto del nuevo kit que el partido había comprado. Bermejo responde:

“Absolutamente desleal. Habíamos quedado en que el kit que ya está circulando tenga como promotores a Guido y a Quito. El personalismo en su peor expresión, de quienes quieren ser todo: dirigentes, voceros, mesa”.

El congresista Jaime Quito, de la llamada ala cerronista contesta tajante: “Ningún personalismo, muy por el contrario, ejecución de una tarea encomendada. El resultado: en estos momentos hay dos iniciativas de recojo de firmas dentro de Perú Libre para ir a referéndum por la Constituyente y evitar el trámite en el Congreso. Claramente se están disparando a los pies, dividiendo esfuerzos y resultados.

Recién, el último viernes 13, Vladimir Cerrón, líder de partido, anunció en su cuenta de Twitter a bombo y platillos que, por motivos del décimo tercer aniversario de la creación de Perú Libre, se había realizado la compra del kit a nombre del partido para ir a una Asamblea Consituyente. Lo que no dice Cerrón es que el kit ya había sido adquirido desde finales de julio y que, además, ya existía el otro kit, comprado por Bermejo.

El reparto de las comisiones ha sido otro Waterloo. Al lápiz le corresponde 7 comisiones y, luego de los acuerdos entre las otras bancadas, solo le quedó tejido, macramé y encaje de bolillos. Las comisiones más deseadas se han repartido así: Fuerza Popular se queda con Fiscalización y Constitución; Acción Popular se queda con Economía e Inteligencia; Alianza Para el Progreso con Justicia, Presupuesto y Transportes; Avanza País con Descentralización, Orden Interno y Lucha Contra las Drogas; Somos Perú con Salud y Juntos por el Perú con Trabajo. Por eso el presidente, en su visita al Congreso, pidió que reconsideraran la situación y que al menos les cedieran la Comisión de Educación, bajo el argumento de que la bancada oficialista es la que más profesores tiene en sus filas, 15 para ser exactos. Pero la oposición le dijo no, ese mismo día.

Perú Libre no supo, no quiso o no pudo negociar, pero también es cierto que ni tan siquiera se ponen de acuerdo en quienes presidirán las 7 comisiones que tienen. El grupo de maestros exige presidir cuatro de las siete, dicen que bajo la amenaza de abandonar.

Cuentan las lenguas informadas que casi llegan a las manos el otro día y que fue el congresista Guido Bellido quien puso orden y cordura. Por otro lado, el Fenatep, el nuevo sindicato de profesores ya ha empezado la recolección de firmas para inscribir su propio partido, el Partido Magisterial y Popular.

Eso sí, el lápiz se recompone cuando habla de golpe parlamentario por el reparto de las comisiones.

Perú Libre grita: golpe parlamentario; la oposición replica llamándolos: radicales, improvisados, rojos, comunistas, lavadores de dinero, terroristas, corruptos. Algunos de los calificativos van directos al líder del partido, Vladimir Cerrón, que pronto va a tener más investigaciones que comisiones su bancada y que solo monologa por Twitter. La brecha parece insalvable y la oposición unida les gana por la fuerza de los votos.

La oposición parece estar clara en que el próximo jueves le dará la confianza al gabinete Bellido y que luego iniciará con las interpelaciones a los ministros, como si fueran patos de feria. Por lo pronto, las tiendas contrarias a Perú Libre ya han presentado mociones para declarar actos inmorales los nombramientos del premier y del ministro de Exteriores. Han aprobado la creación de una comisión para investigar los primeros días de ejercicio del presidente, porque no despachó desde Palacio y otra comisión para investigar los resultados de la campaña, lo que levanta otra vez el cuco del fraude sin pruebas. Y ya está presentada la interpelación contra el canciller Héctor Béjar por -dice el pedido- pretender sacar al Perú del Grupo de Lima. En el fondo, lo que se va a interpelar es su ideología. Al premier Bellido, que de conciliador no tiene ni la c, la oposición lo toca de palabra, no de obra. Por su parte, los lápices han arremetido con una moción de censura contra la Mesa Directiva que parece que se quedará solo en un gesto. Mientras tanto, la ciudadanía está surfeando la tercera ola, conviviendo con un dólar cada vez más musculoso y acostumbrándose a tener el estómago y los bolsillos más huecos.

El presidente que estaba acostumbrado al verde Cajamarca parece que tendrá que habituarse, ya no al gris, sino en el negro azabache de Lima.

Compartir