Si las paredes de un castillo ceden es el fin, el enemigo gana. La primera dama, Lilia Paredes, sabiéndose la pared maestra del castillo de Pedro, le ha habría dado un ultimátum, o le hace caso y hace limpia entre sus asesores a los que culpa de casi todas las desgracias o se vuelve a Cajamarca. En cosas de gobierno no se mete, pero intramuros no hay nombramiento que ella no apruebe o decida. En la nueva corte de palacio tiene casi todo que ver.

No necesitaba un palacio pero ahora tiene que defender su castillo lleno de citadinos en los que no confía. De tono amable, casi susurrante, pero de mensajes contundentes, la primera dama sigue siendo, para la mayoría, una gran desconocida. Por sus hechos los conoceréis reza el dicho, les contamos algunos de la primera dama.

Él es el nuevo secretario general de palacio, Jorge Alva Coronado, asumió el cargo el mes pasado. Alva no llegó al puesto por casualidad, desde el inicio del gobierno ha trabajado como asistente en el despacho de la primera dama. Ella confía plenamente en él y por eso ha sido nombrado secretario general en reemplazo de los Jaicos y Pachecos. Nada más asumir el cargo, Alva pidió a 17 funcionarios de palacio poner su cargo a disposición, empezaba así la limpia exigida por la primera dama. La  mayoría de los conminados a renunciar fueron los integrantes del llamado gabinete en la sombra, quienes fueron denunciados ante la fiscalía por presunta pertenencia a organización criminal. Lo curioso es que todos ellos tenían contratos firmados, los asesores en la sombra no firman boleta. En fin. Entre el grupo de los apestados, está Beder Camacho lapsus, sub secretario de palacio en quién la primera dama no confía ni un pelo. Camacho sigue en el cargo, pero su sentencia de muerte ya está firmada.  

Quién cada vez tiene más peso adentro es: Irma Altemira Rojas Regalado, desde el inicio del gobierno está a cargo de la oficina de la primera dama. Profesora cajamarquina es los ojos y oídos de la esposa del presidente. Estar a bien con ella es estar a bien con la primera dama y eso lo saben las recién llegadas: Violeta Romero, ascendida a secretaria personal del presidente y Cristina Boyd Jara, nuevo jale en comunicaciones.

Violeta Romero, la secretaria del uno, tiene el encargo expreso de la primera dama de que el presidente coma y duerma a sus horas, de que lleve una vida sana alejada de todo mal. Cuentan que Violeta Romero, muy diligente, informa a la primera dama y a su jefa de despacho, Irma Rojas, sobre todos los aconteceres domésticos con puntos, comas y hasta exclamaciones. Es de Huancayo, militante de Perú Libre, participó como apoyo en la primera y segunda vuelta, trató de integrar el comando de campaña pero no lo logró. Al ganar Castillo la presidencia sí que logró primero un trabajo en mesa de partes, después fue derivada a Dirección de Actividades de Palacio y no ha parado hasta ser su secretaria personal y trabajar a pico y pala en tener la confianza de la primera dama. Con Jorge Alva, Irma Rojas y Violeta Romero, la primera dama ha creado su primer anillo de protección y defensa.

El mes pasado también llegó a la ex casa de Pizarro un nuevo alfil para prensa, la periodista y abogada experta en seguridad, defensa e inteligencia, Cristina Boyd Jara. Aterrizó recomendada por el  exjefe de la casa militar, el general Willy Bueno. Boyd trabaja en la secretaría de comunicaciones de Palacio a cargo de Jaime Idrogo, periodista cajamarquino de total confianza de la pareja presidencial. Boyd ha hecho match rápidamente con Henry Shimabukuro, destacado por los servicios de inteligencia a Palacio.

En la veintena del pasado mes de diciembre llegó con carácter de secreto una comunicación a Palacio. La misiva firmada por el jefe de al Dini, la cual dice que, a requerimiento de Palacio, ha sido destacado el agente Shimabukuro, así como una poligrafista para que los funcionarios con cargos sensibles puedan ser poligrafiados. No hay noticias de que ningún funcionario haya sido cableado pero en el documento emitido por la Dini figura también una poligrafista. Shimabukuro llegó y triunfó, el director de protocolo fue sacado de su oficina y ese espacio en el tercer piso de palacio fue ocupado por Shimabukuro. Recorre Palacio como si fuera su casa, se reúne constantemente con el director de comunicaciones, Jaime Idrogo, y con la recién llegada Cristina Boyd, y despacha con el presidente a diario. El presidente deja en visto los mensajes de WhatsApp de sus ministros pero escucha al hombre de la Dini. No hay nada más evidente que hacer la inteligencia visible y él lo hace. Es impropio que la Dini esté sentada y con oficina en palacio, y es muy peligroso que un supuesto agente de inteligencia de controvertida trayectoria departa todos los días con el presidente. Un presidente desconfiado y cada vez más aislado que escucha a diario a un hombre de inteligencia que por genética ve conspiraciones hasta en las banderas blancas, peligrosa receta. Recordemos que el jefe de estado justificó la inamovilidad del pasado 5 de abril asegurando que había informes de inteligencia que alertaban sobre posibles desmanes y saqueos, quizás Shimabukuro fue el principal informante junto a su jefe, el director de la Dini, y su otro jefe del ministerio del Interior.  

El enlace de la primera dama con el círculo conformado por: Idrogo, Shimabukuro y Boyd es Irma rojas Regalado, la jefa de su despacho. Jorge Shimabukuro se reúne casi a diario con ella y es frecuente verlos caminar juntos por Palacio. Es decir, la primera dama sabe lo que hace la gente de inteligencia en Palacio y está de acuerdo.  

Hacia afuera pasa desapercibida, acude a pocos eventos, en sus redes sociales publica solo fotos no videos. Hacia afuera es quizás la primera dama más discreta de los últimos tiempos, paredes adentro valga la expresión, parece que Lilia Paredes manda cada día más. El presidente sabe que tiene al costado a una mujer que no necesita un palacio y le teme más a que ella haga las maletas y se vuelva a casa que a la vacancia. El factor Paredes llegó para quedarse se dice por todos los pasillos del Palacio.

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