La llamaremos Milagros, 12 años, violada sistemáticamente por un hombre de 84 años dueño de la casa donde ella y su madre viven de alquiler, embarazada de 13 semanas. No quiere comer, no puede dormir, se quiere morir, mientras su barriga sigue creciendo a vista y paciencia de un sistema de salud indolente y burocrático que viola la ley y sus derechos.

Cuando su madre se enteró de lo que estaba sucediendo denunció al violador en Centro de Emergencia Mujer de Kiteni, de ahí fue trasladada al  Hospital de Quillabamba donde confirmaron que estaba embarazada. El 3 de octubre su madre solicita por primera vez que se le practique el aborto terapéutico. Sin obtener respuesta Milagros es derivada, tres días después, al Hospital Lorena del Cusco dónde sigue ingresada y en dónde sigue avanzando su embarazo de alto riesgo.

Ya en Cuzco ciudad, la madre de Milagros vuelve a solicitar el pasado 8 de octubre que se le practique el aborto terapéutico. El hospital lejos de atender la emergencia, dilata el procedimiento y recién ayer se conforma la Junta Médica que decidirá qué hacer, cuándo y dónde. Por protocolo la Junta Médica tiene 48 horas para resolver, ya han pasado más de 24 y no hay respuesta.  En total han pasado 8 días desde que su madre solicitó en un establecimiento de salud que se le practique el aborto terapéutico que le corresponde por ley.

Además la madre de Milagros denuncia la injerencia de  un grupo religioso, que tiene acceso libre al Hospital Lorena, y que la acosa día y noche tratando de convencerla de que la mejor solución es que Milagros siga con el embarazo, que sea una niña violada pariendo a otra niña.

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