Tema complejo, delicado, que esta semana abordamos con el experimentado psicoanalista Luis Herrera, en “El Perú en el diván”. ¿Puede ser la reacción a una discriminación histórica y sistemática, también calificada como “racismo”?

Es cierto que las personas de piel blanca también pueden ser objeto de ataques injustificados de carácter cromático. En estos casos, sin embargo, no podemos hablar de lo que algunos llaman, equivocadamente, “racismo inverso” porque esa figura es inexistente. Para empezar, el racismo que condenamos y que tan seguido se escapa se manifiesta o detecta, escandalizando las redes, tiene una dimensión histórica de orden colonial desde hace siglos.

Alegar “racismo inverso” es colocarse, con cinismo, bajo una condición de oprimidos antes que aceptar que se discrimina. Los insultos y calificaciones negativas que reciben los “blanquitos” no pueden ser justificados, pero no se trata de un abuso sistemático. ¿Esto significa que no hay, de por medio, criterios raciales reactivos o, discriminaciones reactivas?, se pregunta Luis Herrera.

“Hay que ser honesto”, dice el actor mexicano Tenoch Huerta, de raíces indígenas, estelar en la serie internacional “Narcos” y activista en este tema (en México, un país tan racista como el nuestro): “Darle un zape (joder) a un güerito (gringuito) no es racismo, es bullying, y no lo minimizo, pero no es lo mismo”. Tener actitudes hostiles hacia las personas que en todo el continente tienen los índices más altos de riqueza no es lo mismo que toda una estructura social que niega las oportunidades de desarrollo a un grupo social y favorece a otro.

El psicoanalista Luis Herrera, matiza esta opinión y, sin negar el racismo sistemático e histórico practicado por los llamados “blancos”, propone una aproximación al asunto que no pretende, en absoluto, equiparar hostilidades étnicas, pero, tampoco, soslayar el trasfondo de una reacción solo por ser reacción.

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