Tenemos que ser mujeres pulpo, madres, compañeras, exitosas, la antítesis de una mujer al borde de un ataque de nervios, fuertes, trabajadoras, siempre disponibles, dispuestas y con la sonrisa maquillada. Tenemos pero no queremos ser mujeres ideales.

A las expectativas sociales y a las que nosotras mismas nos imponemos se suman las barreras estructurales, todo tipo de violencia y la falta de oportunidades. Decir esto no es activismo ni una cuestión de percepción es la realidad, y se sustenta con estudios y data. Según estadísticas del INEI-2022 las mujeres ganan, en promedio, 27.8 % menos que sus pares hombres; el 54,8 %  entre 15 y 49 años reporta que fue víctima de violencia por parte del esposo o compañero, es data de ENDES-2022, y eso que estas cifras solo grafican un ínfima parte del problema, del día a día. Lo que es esperanzador es que 7 de cada 10 personas encuestadas piensa que se ha hecho poco o nada para prevenir la violencia de género contra las mujeres, PULSO- PUCP 2024. Reconocer una parte problema es primer paso para el cambio.

Ni ideales, ni invisibles, ni golpeadas, ni calladas. Vean nuestra entrevista con Aranza Pizarro, profesora de la Maestría en Estudios de Género de la Universidad Católica.

Compartir