¿Es el tiempo el principal aliado de la presidenta Dina Boluarte? Con un gobierno ineficiente, abrumadoramente desaprobado por la ciudadanía y con un rosario de denuncias e investigaciones a cuestas, la mandataria se sostiene en el poder, en esencia, porque la única institución que podría destituirla necesita tiempo. Primero, para elegir a un presidente o presidenta del Congreso dispuesto a encabezar un gobierno de transición en caso el Parlamento decida vacar a Boluarte por permanente incapacidad moral; como confesó la congresista Norma Yarrow en un programa de televisión.

La Constitución señala que en ese caso, el presidente del Congreso debe convocar a elecciones, pero los congresistas interpretan que se refiere a elecciones sólo presidenciales y no generales, lo que les permitiría mantenerse como parlamentarios hasta el término del período para el que fueron elegidos. Una peligrosa interpretación que, sugieren algunos, podría provocar otro estallido social, teniendo en cuenta la bajísima aprobación del Congreso.

La reciente implosión de la bancada de Renovación Popular y otras renuncias en el Congreso son un reflejo de la proximidad de la elección de la nueva mesa directiva, pero también del cierre de un plazo muy importante del calendario electoral: las nuevas reglas electorales limitan el número de invitados a las listas a sólo el 20%, por lo cual es necesario estar afiliado a algún partido hasta antes del 26 de julio de este año, para poder postular a las próximas elecciones.

A los congresistas no les bastó con aprobar la bicameralidad con la posibilidad de poder postular al senado. Sino que algunos interpretan que también podrán postular a la cámara de diputados, porque la Constitución dice que los congresistas no pueden ser reelegidos como congresistas, pero no dice nada de que no puedan ser elegidos diputados.

Otra de las grandes fuentes de estabilidad de la presidenta Boluarte era la ahora destituida ex fiscal de la Nación, Patricia Benavides, quien fue clave en la caída de Pedro Castillo. El mismo día del autogolpe de Castillo, ambas sostuvieron una reunión en la que sellaron un pacto. Y Benavides, desde la cabeza del Ministerio Público, blindó de todas las denuncias a Boluarte hasta el día en que cayó su asesor Jaime Villanueva y empezó a cantar.

Esta semana, el fiscal de la Nación Juan Carlos Villena denunció constitucionalmente a la presidenta Boluarte por el caso Rolex, pero previamente ésta anunció la presentación de una demanda competencial ante el Tribunal Constitucional contra la Fiscalía y el Poder Judicial alegando que el artículo 117 de la Constitución la protege incluso de ser investigada, aunque el precedente de Pedro Castillo diga lo contrario. Para el nuevo ministro del interior, la fiscalía debió esperar la decisión del TC antes de denunciar constitucionalmente a la presidenta.

Boluarte es consciente de que se le acaba el tiempo y está dispuesta a utilizar todas las armas a su alcance para mantenerse en el poder todo lo posible, porque es consciente también de que, tarde o temprano, podría pasar de Palacio de gobierno a prisión.

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